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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 453

Carta nº 453     Abril 1912

 

“… mucho se necesita de ayudas de lo alto por no poder hacer absolutamente nada por nuestras propias fuerzas”

 

Cuando se es consciente de que por nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada, es cuando se tiene la humildad y el coraje de aceptar a Dios en nuestras vidas. Sobre todo, porque Dios no anula, ni resta, sólo apoya, acompaña, suma y fortalece a la persona. Cuando una mujer como la Madre Cándida expresa, con ese convencimiento que la caracteriza, que Dios es su fuente, su apoyo, su fuerza, es cuando descubrimos a esa persona tenaz, confiada, incansable y agradecida a Dios por todo lo que puede hacer. No se atribuye batallas, no se llena de honores, al contrario, Dios siempre es el centro y origen de lo logrado, porque Dios es el centro de su vida.

¿Cuándo necesitamos ayuda de lo alto? ¿Sólo cuando truena el cielo? No es preciso que truene el cielo. No es necesario que ocurran acontecimientos desagradables que nos ponen lo más profundo de nuestro ser a flor de piel, no hace falta tener el agua al cuello. Siempre necesitamos ayuda de lo alto, porque sabemos que nuestras fuerzas son limitadas, que nuestra voluntad es buena, pero llega donde llega. Se trata de hacer todo lo posible, todo lo que está en nuestras manos, hasta llegar cansados a ese punto donde Dios acompaña ese hacer, donde todo el trabajo realizado obtiene su fruto, donde te preguntas cómo es posible y es ahí donde agradeces a Dios esa fuerza, esa ayuda que lo ha hecho posible. Siempre necesitamos ayuda de lo alto, siempre.

Ayer celebramos la fiesta de la Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo forman ese misterio de amor, donde lo que menos me preocupa es poder entenderlo o explicarlo desde la razón. Lo que intento es sentirlo y agradecer ese amor en diferentes personas. El Hijo vuelve a lo alto y nos deja al Espíritu Santo que nos acompaña hasta el final de los tiempos. Hay veces que la forma de presencia no es tan importante como la misma presencia. Sentir a una persona cerca no es sólo tenerla al lado pegada, es saber que está ahí, aunque no la veas con lo ojos limitados de la cara. La Trinidad es presencia real de ese Dios que nos quiere, acompaña y anima constantemente. Y ante tal misterio de amor sólo me queda expresar con el salmo 8:

“Señor, Dios nuestro, que admirable es tu nombre en toda la tierra”

Hoy celebramos la festividad de S. Manuel, por eso mis felicitaciones a todos aquellos, que parece que son pocos, que celebran hoy su santo (la mayoría son de enero). En especial a mi esposa, Manolita. Gracias por esa presencia que llevamos tantos años, gracias a Dios por tanto recibido de ella. Felicidades, porque mucho se necesita de ayuda de lo alto, pero también son importantes las ayudas de aquí abajo. Juntos hemos caminado de la mano y fiados de Dios esperamos seguir caminando así.

También estamos en fechas de cierre de cursos, de graduaciones, de fiestas de final de curso. Otro año más tenemos el privilegio de cerrar un curso y ya pensar en el próximo. Enhorabuena a todos los que se han dejado parte de la vida, en cada día con sus alumnos. Ese cansancio siempre es reparador, siempre se vuelve a generar la pasión necesaria para seguir enseñando. Mucho ánimo en este sprint final y a recuperar fuerzas. El 2019-2020 será especial en muchos sitios. Será una nueva oportunidad para poder seguir siendo buenas personas apasionadas por lo que hacen.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí la carta 453 de la Madre Cándida