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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 400

Carta nº 400      diciembre 1910

“… puesto que hace mucho tiempo veníamos trabajando por tener una fundación en el extranjero… que es una proposición muy ventajosa para nosotras y podíamos dar mucha gloria a Dios”

Hoy, cerrando abril en su último día, abro la “etapa 400” de las cartas de la Madre Cándida. Una etapa que, si Dios quiere, me llevará hasta la 476. Y después, Dios dirá.

La Madre Cándida sigue en su idea de saltar los mares y fundar en el extranjero, donde parece que cada vez se ve con más claridad que las Hijas de Jesús llegarán allende los mares (aunque aún falta mucho para que las Hijas de Jesús pisen suelo americano). Me alegra ver el final de esta idea, de este sueño, que no es otro que “dar mucha gloria a Dios”, porque cuando las cosas se hacen para dar gloria a Dios, tienen otro sabor que cuando se hacen para dar gloria de ti, o de lo que sabes, o de lo que tienes. El sabor de las obras de la Madre Cándida, allá por el inicio del siglo XX, tenían un sabor únicamente a Dios, a dar a conocer su amor a las personas, a dar a conocer que, con Él, se puede ser feliz, a dar a conocer su palabra y sobre todo esa palabra hecha vida, en la vida de las personas que han decidido vivir así.

Pienso que su mente y su corazón van viviendo una etapa especial en la Congregación. Una Congregación que ya marchaba bien en España, pero a la que le faltaba algo más. Imagino que cada carta, cada noticia supondría un vuelco en los sentimientos y en los deseos de la Madre Cándida. Después de leer el evangelio de Juan de ayer entiendo un poco más el momento de la Madre Cándida. Entiendo que cuando el sarmiento está unido a la vid vive de lo que la vid es. Y eso da fuerza y seguridad, porque esa unión puede con todo, supera todas las tempestades, todos los momentos de duda y soledad. Pero, sobre todo, hay una palabra que destaca por su fuerza y por las veces que se repite en el evangelio. Esa palabra es: permanece (de varias formas). Y ahí es donde descubro otro aspecto importante en la vida de la Madre Cándida y que me puede servir hoy. Se trata de permanecer unido a quien de verdad importa. Descubro a una persona que permanece en Dios, a quien se siente unida para todo, para dar gracias y para pedirle ayuda y consuelo. Y también se siente unida a la Iglesia, a pesar de todo. Sabe que es una gran familia donde hay personas santas y otras de las que no entiende lo que hacen o simplemente no comparte lo que hacen. Pero decide seguir y cambiar las cosas desde dentro, desde su ser, desde ese hacer diferente que cuestiona a los grandes y pequeños.

Hoy es un buen día para sentir que pertenecemos a esa Iglesia fundada por Cristo cuyo fin es que la persona crezca y viva.

Sólo nos queda pedirle al labrador que nos cuide, que nos riegue, que nos pode para poder dar fruto. Y que, con ese fruto, seamos agradecidos y fraternos.

Se acerca, a la vuelta de la esquina, el mes de mayo, donde hacemos una especial devoción a María. ¿Os animáis a mandar alguna foto de la Virgen? Como siempre a antoniograusaez@gmail.com o si resulta más fácil al 688704931.

Antonio Grau

Murcia

Lee la carta 400 de Madre Cándida pinchando aquí