1521, 20 de Mayo
20 mayo, 2021
Ímpetu de vivir
28 mayo, 2021

Nuestros mayores

Acabo de tener una llamada telefónica; de esas que te esponjan el corazón. No suelen ser frecuentes en el campo de la educación

Es Ana Rosa, joven abuela ya, antigua alumna de nuestro colegio de Miraconcha, de San Sebastián.

Estaba en régimen de internado.

Sus padres vivían en pueblo pesquero guipuzcoano y regentaban una mediana industria conservera de alcance comercial considerable.

Me llama porque estamos en Mayo: mes de las «Flores a MARÍA».

Y ella, lo que aprendió en el colegio, lo trasvasa a sus  nietecillos.

Improvisa un pequeño altar con sedas y luces y flores y allí pone una pequeña imagen de MARÍA.

Pero le viene de más arriba esta experiencia mariana.

Me comenta que en la fábrica de su padre había una imagen: Ntra. Sra. de Aránzazu.

Y que en tiempos especiales los «arrantzales» (pescadores) descargando pescado, las obreras, limpiando y procediendo a su envase en latas de conserva… ¡REZABAN EL ROSARIO!

Yo también me he quedado extrañada.

También en Bilbao hay un puente sobre la ría: se llama LA SALVE.

Es el lugar preciso desde donde los pescadores, después de faenar largo tiempo en la mar,  atisbaban el Santuario de la Virgen de Begoña.

Entonces rezaban la Salve.

Y hemos seguido comentando cómo, a trancas y barrancas a veces, se rezaba el Rosario en familia… Se «mascaba» la fe, sin darnos cuenta; hasta que conscientemente se asimilaba personalmente, bajo la acción del Espíritu, que se valía de estos sencillos cauces.

¿Qué cauces familiares, eclesiales, sociales… hoy?

¿No adolecemos de una fe mortecina, acomplejada?

Cualquier grupo social sea deportivo, político, feminista, ecológico o antirracista… tiene su bandera, su pin. Lazos de multicolores causas justas, tímidos brotes de fraternidad en la solapa para identificarse con aquello que sueñan o reivindican…. Y nos parece bien. Y lo respetamos. Y los usamos.

No ocurre así con signos que expresan nuestra fe: cruces, medallas, costumbres, criterios…

Y aun cuando nos comprometemos en una causa justa invocamos solidaridad…. que está bien, muy bien. Pero nuestro compromiso es más radical.

Nuestra fe nos compromete porque somos hermanos, por fraternidad: ¡PADRE NUESTRO, PAN NUESTRO!

Si la sal se vuelve sosa… ¿para qué sirve? ¿No escondemos la luz bajo el celemín?

No sé trata sólo de signos.

Nos falta vigor, arrojo, valor… para expresar nuestra identidad cristiana con sencillez.

Solo como testigos. Sin supremacía o clientelismo. Pero sin complejo.

No voy a rimar con Jorge Manrique: «Cualquier tiempo pasado fue mejor».

Vivimos este presente tensionados hacia un futuro mejor, más fraterno; esperanzados: «Venga a nosotros tu Reino».

Sin pretender comparar, aquel tiempo de nuestros mayores…fue… ¡pero que muy bueno!

¡A ver qué estela dejamos!

Maite Zugazabeitia FI