“La Purísima Virgen nos cubra con su manto”
Abril huele a primavera. A pesar de todo, abril huele a primavera. Y así debe ser, porque la primavera llega como llegará el fin de esta pesadilla. Y en esta primavera la M. Cándida, en ese último consejo del método de instrucción, aconsejaba cuatro reglas para las que tengan más capacidad (sumar, restar, multiplicar y dividir).
Hoy también nos pueden servir las cuatro reglas para aprender a vivir mejor después de este obligado paréntesis:
SUMAR/SUMAS:
sonrisas, y cuando se pueda, besos y abrazos.
gestos de solidaridad para todas las estaciones y para todos los días.
momentos de perdón. Sumar es emplear ratos para escuchar, simplemente escuchar.
si tu mano derecha echa un cable a alguien.
y no le des importancia a esa pequeña ofensa.
es rezar y expresar tu amor a Dios Padre.
al alegrarte con el bien de tu hermano.
y descúbrelo cuando levantas el ánimo de alguien que pasa por un bache
es sentarte junto a un evidente inmigrante como si fuera tu hermano
cuando aguantas un defecto de esa persona
y comparte el pan de tu tiempo, tus ideas, tus cosas, tu vida.
RESTAR/RESTAS:
enfados innecesarios, peleas absurdas.
los juicios y malos pensamientos sobre las personas que nos caen mal.
es hacerse el longuis y mirar para otro lado.
es ser demasiado susceptible y te hiere cualquier cosita.
es dejar de orar con la excusa de otras fútiles tareas.
cuando te alegras del fracaso de tu hermano.
es ignorar y dar un rodeo para no ver.
es mirar con recelo a ese evidente inmigrante o lo soslayas
cuando continuamente justificas tu impaciencia
cuando acaparas: yo, mí, me, conmigo y si queda algo también lo quiero.
MULTIPLICAR/MULTIPLICAS:
todo aquello que hemos sumado, pero sobre todo cuando lo hacemos con los que más nos necesitan.
es echar ese cable con tu mano derecha y que tu mano izquierda no se entere.
es devolver bien por mal.
es dejarte querer por Dios Padre.
es alegrarse con el bien de tu hermano, aunque sea a costa de ti.
es lograr que nuestro Padre Dios sea la esperanza de alguien que pasa por un bache.
es dar conversación al evidente inmigrante e interesarte por su persona y por su trabajo
cuando el defecto de tu amigo lo disimulas ante los demás
cuando el que se entrega eres tú, no tus cosas.
DIVIDIR/DIVIDES:
todo lo que hemos restado, pero sobre todo si nos da por airear, comunicar o calumniar aquello restado.
es descargar en alguien lo que puedes hacer tu.
es perdonar y no olvidar aun sabiendo que no te dejará crecer.
cuando dejas de orar, porque no sabes lo que te pierdes.
es propiciar el fracaso de tu hermano.
cuando el bache eres tú.
es excluir del corazón y protestar porque ha venido ese evidente inmigrante
cuando armas la marimorena y vulneras la convivencia y la paz
si guardas tu vida, porque la perderás.
El jueves pasado celebramos una fiesta especial, de esas que no son muy sonadas, pero que marcan una vida y hacen que la vida de una joven, a punto de cumplir los 24 años, tome un nuevo giro. Se trata del 2 de abril, de ese 2 de abril de 1869. Allí, en la iglesia llamada del Rosarillo, Juana Josefa, como tantas otras veces, se acerca al altar lateral de la Sagrada Familia. Y allí brota algo nuevo. Dios sale al encuentro del Padre Herranz y de Juana Josefa a la vez y provoca ese triple encuentro de entrega, pasión, dificultades, esperanza, ayuda, … Animo a descubrir lo que ocurrió a partir de ahí. Ahora tenemos mucho tiempo.
Te propongo un reto para esta Semana Santa tan diferente, te propongo que elijas una frase de cualquier regla anterior (o de cualquier otro sitio), que la escribas en un papel y la coloques en un sitio visible o no, pero que cada noche le dediques un minuto para rezar con ella desde tu ser persona de ese día. Elije la que te toque el corazón, por la razón que sea, en este momento de tu vida. Solo conseguiremos cosas buenas.
Siento ser un poco largo hoy, pero aún resuenan los ecos de ese “Hosanna” que nos abre la Semana Santa. Seamos de esos testigos que “dicen al abatido una palabra de aliento” (Isaías). Vivamos con ilusión cada uno de estos días, descubriendo que lo importante no son las procesiones (aun siendo preciosas) sino la vivencia del recuerdo de lo ocurrido y, sobre todo, seamos testigos de la alegría de la resurrección.
¡Feliz Lunes Santo! ¡Feliz Semana Santa! ¡Feliz Pascua de Resurrección!