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“… a la vejez seguirá dando fruto”

“… a la vejez seguirá dando fruto”

reza algún salmo.Qué gozada cuando por fin alcanzas la autopista.

Pisas firme el acelerador. Haces camino en la velocidad!

Ajustas los visores laterales; sobre todo el retro.

Dominas ahora la panorámica total.

 

Mª Cruz Azcue  pasó ya, hace unos pocos meses, a la otra orilla, a sus 92 años. Descansa ya en la paz y amor de su Padre Dios.

 

Nos  dejó su sonrisa, su mirada profunda, su cercanía cálida.

Esa sensibilidad para captar la belleza y plasmarla en sus lienzos.

Ese transparentar casi místico de su Padre Dios.

Es lo que veíamos de frente, en los años que pasó por nuestros colegios.

 

Pero el retrovisor nos lo completa hoy, lo que fue M. Cruz.

Porque nos llega un testimonio de un preso de la cárcel de Martutene, de San Sebastián. Dice mucho. Y es justicia darlo a conocer para estimular nuestro compromiso social, evangélico, con los descartados, en este caso con los presos; marginados de ésta nuestra sociedad. 

 

M. Cruz, a sus ochenta y muchos años, no se quedó tranquila en casa.

Con sus pinceles y acuarelas, se fue a la cárcel, donde pudo seguir viviendo su vocación apostólica de Hija de Jesús. Educación de adultos, cautivando y dando vida por donde pasaba.

También ahí: en la dureza granítica de la cárcel.

 

Éste es el espejo retrovisor, lo que nos dice de ella un interno:

 

Teresa Zugazabeitia, FI