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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 401

Carta nº 401      Diciembre 1910

“Mucho agradezco la grande actividad con estas sus pobres hijas, y viviremos sumamente agradecidas”

La Madre Cándida, entre otras cosas, era una mujer agradecida. Agradece en muchas ocasiones grandes ayudas o pequeños detalles, y lo agradece con el mismo espíritu, con la misma intensidad, porque el agradecimiento no debe tener volumen. Debe ser auténtico.

¡Tenemos tanto por agradecer cada día que nos levantamos! No importa si el día sale recto o doblado. No importa. Tenemos mucho por agradecer. Da igual que sea una gran actividad, como dice la Madre Cándida, que unas palabras en una carta. No importa. Creo que es un buen detalle para arrancar el primer lunes de mayo. Demos gracias a Dios, demos las gracias a los que nos den algo o simplemente nos acompañen. ¡Qué bueno y qué grande es poder decir gracias! Pensemos lo afortunados que somos por poder decirlo a alguien.

Mayo se nos presenta alegre y contagia esa alegría. ¿Cómo nos presentamos nosotros? No tengamos miedo a presentarnos como nos contaba Juan ayer (Jn 15, 9-17). Y si algo nos ocurre por hacerlo en su nombre, confiemos y descubramos el sentido. Seamos fuertes para continuar. Confiemos que los insultos o la soledad sirven para algo.

Vivir agradecido es una forma de vivir que debería marcar la vida de cualquiera de nosotros. Por eso busquemos razones, busquemos excusas para agradecer. Esto contagia y devuelve mucho más de lo que sale.

Agradezco a Teresa Zugazabeitia esa entrañable foto que acompañan estas palabras. Gracias Teresa por animarte a compartir una imagen de María.

Hay acontecimientos en la vida de cada uno de nosotros que significan el final de algo y a la vez el principio de algo nuevo y bueno. Hoy comparto, porque ya es público, que dejo la dirección del Colegio después de 15 años porque se acerca la hora de la prejubilación. Y este acontecimiento me provoca un ¡gracias! con mayúsculas, me provoca esperanza para el futuro del que ha sido mi colegio y mi casa durante más de 34 años. Aún quedan trabajos por hacer, proyectos por cerrar y despedir este curso como si fuera uno más. Y desde el 1 de septiembre ofrecer toda mi disponibilidad y mi apoyo al nuevo director, como siempre lo he hecho, pues entendí esta etapa como un servicio.

Que María acompañe nuestro camino siempre; que acudamos a ella como Madre y confiemos en su fuerza e intercesión para tener la luz que nos ayude en nuestros pasos y guardar sus palabras. Que no perdamos el sabor del que hablaba en la carta del lunes pasado.

Y quiero aprovechar para dar gracias enormes a todas las personas que envían palabras bellas sobre los libros de las Perlas. Me impresiona recibir noticias desde Brasil o Taiwan. Gracias Gislene y gracias Rosario. Y con un abrazo especial, gracias Michelle.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí la carta nº401 de la Madre Cándida