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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 398

Carta nº 398     noviembre 1910

“Seamos buenas y fieles con nuestro amante Jesús, … que así nos bendecirá”

Ser bueno y fiel con una persona que te quiere no es mal plan de vida. Es un buen plan para todos, sea la vocación que sea. Ser bueno y fiel con Jesús que nos quiere y ser bueno y fiel con tu esposa o esposo, pareja, amigo… es una fórmula que no tiene nada que ver con la vocación a la hemos sido llamados. Es, ese punto en común, como otros, el que nos acerca y hace que caminemos juntos siguiendo, en ese camino, diferentes estilos. Y encima dice la Madre Cándida que así nos bendice Dios. Pues a caminar, a dar pasos en bondad y fidelidad. No es mal plan.

Algo así debieron pensar los asustados discípulos junto al Mar de Galilea cuando vieron a Jesús. O por lo menos así nos lo cuenta Lucas en el evangelio de ayer (Lc 24, 35-48). Me encanta como empieza el evangelio, porque es uno de mis relatos preferidos: Emaús. Imagino a los dos discípulos contando todo lo que les había pasado, describiendo los detalles de esa experiencia, narrando con ilusión y entusiasmo lo que les había pasado. Y lo importante que fue para ellos el momento de partir el pan. ¡Cuántas gracias daría la Madre Cándida por poder participar en la Eucaristía, por experimentar algo parecido a lo que experimentaron los de Emaús, y cuántas gracias puedo dar por poder seguir experimentando eso mismo! Porque experimentar no es acudir a un recital de buenas palabras, o a una ceremonia de aplausos, o a una celebración de sólo textos. Porque aún siendo eso bueno, hay algo que supera todo lo anterior, y es vivir la experiencia de Jesús en persona, es sentir la experiencia que sintieron aquellos discípulos desorientados, dubitativos e incluso un poco asustados. Y esto me anima a descubrir que cuando estoy asustado, pensativo, dubitativo o desorientado, tengo un lugar para el encuentro personal con quien quita las dudas e infunde ánimo para seguir el camino, con quien te coge de los hombros y te levanta la cabeza para que sigas caminando, con quien te da un abrazo y te dice que sigas adelante, que aún te quedan muchos pasos por andar.

Y es una gracia de Dios saber que en los pasos que nos quedan por andar, siempre está a nuestro lado.

Seguimos en tiempo de Pascua y es una razón más para seguir alegres y confiados en ese camino. Hoy quiero añadir un agradecimiento especial por todas las muestras de cariño que estoy recibiendo conforme los libros de las Perlas van llegando a las personas. Da igual la distancia. Da igual el país y da igual el continente. Me quedo asombrado y sólo me brota decir ¡gracias a todos por las muestras de cariño!

Sigamos viviendo la Pascua con algo para transformar, algo para mejorar. Si alguien me hiciera esa pregunta (¿qué has transformado de tu vida en esta Pascua?) quizá no pudiera responder con algo concreto hasta ahora, hasta hoy. Pero mi compromiso es buscar algo concreto, sencillo y factible, que me haga crecer, porque como acaba el evangelio de ayer: “Vosotros sois testigos de esto”,  nosotros también, y si somos testigos se tiene que notar.

Antonio Grau

Murcia

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