Hay momentos en la vida donde las cosas se ponen difíciles. Cuando leí esta carta entendí que la situación de la Madre Cándida y de las hermanas en aquellos momentos de final del 1909 era muy delicada. Podía pasar cualquier cosa y había que estar preparadas. Pero a la vez, y como no podía ser de otra manera, siempre confiando en Dios. Y con esa decisión la historia permitió que vivieran muchos años más para seguir anunciando que Dios Padre nunca abandona a sus hijos.
Hoy quiero empezar, en este primer lunes de Adviento, a preparar el nacimiento, el pesebre, la parte central del belén. Quiero ir colocando una figura cada lunes hasta el día de Navidad. Hoy coloco el ángel. Es esa figura que anuncia, que habla de lo que pasa, que avisa a los pastores para que no se pierdan el gran acontecimiento que tienen cerca. El ángel es el que vela por nosotros y nos anima a estar atentos porque no sabemos el momento en el que vendrá el Señor. Y lo coloco junto a la vela morada, la primera que encendemos en ese recorrido lento y vivido.
Os animo a ir colocando vuestro nacimiento, a ir creciendo cada lunes y saboreando el significado de cada uno de ellos. Cualquier rincón es bueno, cualquier tipo de figura es buena, no importa el precio o el tamaño. Lo importante es el sentido que demos a lo que hacemos.
Y vuelvo a la figura del ángel, y pienso en los ángeles que se han cruzado en mi vida, y me acerco al pesebre de Belén y pienso en la compañía que les supuso a María y José que un ángel, su ángel, les acompañara en ese momento. Lo imagino como esa presencia especial que sabes que te ayuda en ese momento difícil, en esa presencia que no necesito ver con los ojos, en esa sensación de no sentirte sólo nunca. También pienso en esos ángeles anunciadores de las cosas de Dios, en esos ángeles con los que he compartido mucho tiempo y su presencia me ha acercado a Dios, han sido como los instrumentos de la presencia de Dios. Y vuelvo de nuevo a este pesebre que empieza a cobrar vida e imagino a ese ángel cerca de la Sagrada Familia escuchando en un rincón como María y José podrían haber dicho las palabras que la Madre Cándida dijo unos siglos después: “Aquí estamos muy tranquilos, confiando en Dios”.
Vamos a ir construyendo nuestro pequeño belén poco a poco, saboreando cada figura, cada semana, cada momento y descubriendo que esa figura tiene algo que ver con esa semana. Y seguro que esta semana vamos a tener muchos ángeles a nuestro lado anunciándonos que Dios nos quiere, que nos cuida, que el centro de la Navidad es Jesús y no los focos que le iluminan. Me da la sensación de que, a veces, nos quedamos mirando los focos y las luces y no llegamos al centro, a lo importante, a lo que puede transformar nuestra vida, porque las luces se apagarán, pero Dios no.
Ánimo, vamos a colocar el ángel junto a la primera vela y a vivir esta semana de Adviento. Y si queréis compartirlo lo podéis enviar a antoniograusaez@gmail.com y lo iré colocando los próximos días en vivirfi.
Y un deseo desde el corazón, desde esa parte del corazón tan única que no pierde la esperanza y confía: