Ha sido hoy en el bus. No alcanzaba yo el stop de la parada; y ante mis intentos inútiles, una mujer se levanta y le da al botón. «Muy amable» le agradezco. «Pa’ eso estamos«.
Ojos verdes chispeantes, alegres, que mecen una dulce mirada al compás de una tenue sonrisa. Edad madura, tez rugosa ya, manos toscas, encallecidas quizá de mucho trabajo doméstico. Me sigue resonando: «pa’ eso estamos». Expresado tan natural, tan contundente, tan macizo… vivido tan profundamente sencillo!
He transbordado, he cogido el tren… y sigo cavilando: «pa’ eso estamos» . Para eso existe; aunque ella no lo conscience. Está tan acostumbrada… es su razón de ser, de existir.
Esa mujer sencilla me ayuda. Me da tan gran lección… Lo que yo he tenido que meditar y cogitar y oracionar… para llegar al «en todo amar y servir», que lo recortan; porque en los EE, Ignacio la frase sigue… «a su divina Majestad»… Qué le vamos a hacer… complejillos inexplicables!… Ay Ignacio! No te andabas tú con esos complejos: «Buscar y hallar a Dios en todas las cosas», «Amar a Dios en todas las cosas y a todas en ÉL».
Esa sencilla mujer lo vive sin saber teorizarlo. Punto. «Conmigo lo hicisteis».
Pues eso. Que me da envidia esa manera de encarar la vida y actuar. «PA’ QUÉ ESTAMOS? Esa anónima mujer, que se ha cruzado en mi vida, no la encontraré ya, sin formación aparente, sin teologías, ni cursillos, sin espiritualidades… me ha dado un buen aldabonazo: «PA’ ESO ESTÁ», para echar un cable a cualquiera que sea, y con su sonrisa y mirada envolvente y tenue!
Qué razón tenía Jesús: te doy gracias Padre porque has enseñado a la gente sencilla…!
Teresa Zugazabeitia F.I.