28 de agosto
El domingo Pablo Veiga sj, párroco de El Milagro, nos acompañó en la eucaristía; recogíamos en el corazón y expresábamos nuestras vivencias, deseos y sentimientos de estos días.
La mañana estuvo dedicada a un panel sobre la misericordia puesta en acción, escuchando las diversas presencias en las que estamos como provincia, con una variedad grande de atención a personas necesitadas en muchos lugares y siempre en colaboración con otros.
Todavía las experiencias vividas por Paloma Lesma en Nador y Melilla y Naike en Magis y JMJ, y trasmitidas con tanta pasión, aumentaron el entusiasmo y la confirmación de dónde debemos estar, cada una según la medida de sus posibilidades, pero sin mirar para otro lado cuando las llamadas son tan fuertes …
Finalmente evaluamos la experiencia y escuchamos las palabras de cierre de Teresa Pinto que vuelve a insistir en la “misericordia aplicada, como mandato del Deuteronomio para todas, estemos donde estemos, hagamos lo que hagamos, pero unidas en la misma dirección”.
Ella agradeció a muchas personas que han colaborado de modo especial en la preparación de la Asamblea, y a todas por la presencia. También ella, y las hermanas que terminan su servicio de gobierno, recibió la gratitud de la provincia en este cambio de etapa. Y los mejores deseos para Mary Carmen Martín que ha tomado el relevo con el nuevo equipo, el 1 de septiembre.
Por la tarde, algunas menos, nos fuimos a Plasencia (Cáceres) ciudad monumental que recorrimos en grupos con guías locales. Y nos despedimos de ella compartiendo nuestras bolsas de merienda-cena en un parque; volvimos a Salamanca entrada la noche, calurosamente cansadas pero todavía con alegría y sin que faltasen gotas de buen humor.
Nos hemos encontrado y reencontrado, -cosa que siempre nos alegra-; hemos vivido juntas esta experiencia de “misericordia aplicada”; hemos reconocido tanto lugares donde somos misericordia y la recibimos de los demás …ahora volvemos a nuestras casas con el corazón como los de Emaús: un poco caldeado por haber re-conocido al Señor a través de tantos gestos de pan partido y vino saboreado.