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Ritmos de cuaresma


Ha sido al leer el mensaje cuaresmal de nuestro Papa Francisco.

CUARESMA, de raíces  bíblicas, tiempo fuerte litúrgico que nos aboca a VIVIR el MISTERIO PASCUAL, kerigma inicial proclamado y creído, manantial del Espíritu, originó la Iglesia de Jesús. 

Misterio actual, PASCUA, gran Liturgia que nos transciende. Sólo la fe y esperanza teologal nos llevan a sentimos reconciliados y salvados: «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo« 

Y las fuerzas de nuestro mal lo clavaron en la cruz, y lo llevaron al sepulcro. 

Que está vacío porque Dios lo resucitó de entre los muertos. 

Y ése es, en Jesús, el más allá feliz de la entera humanidad! 

Y queremos vivirlo en profundidad desde ya. 

Dóciles a nuestros mayores, sabemos que nos hace bien escuchar:

la PALABRA, ORACIÓN, LIMOSNA, AYUNO y ABSTINENCIA

Actitudes básicas y clásicas de cuaresma que nos adentran en ese MISTERIO del DIOS ENCARNADO y nos llevan a realizar la FRATERNIDAD: el sueño, el anhelo de Jesús desvelado al enseñarnos a orar: ¡PADRE NUESTRO

Lo que parece que no está en nuestra órbita actual es lo de ayunar y abstenernos… como que suena a medieval: ermitaños y cenobitas. 

Y le damos una orientación de actitudes éticas o sociales… Y tiene su lógica. 

Porque ahí tendremos que aterrizar

Pero ha sido al leer el mensaje cuaresmal de nuestro Papa Francisco el que me ha llevado al genuino sentido original del ayuno y abstinencia. 

Lo habíamos reducido al yantar. Y sí. Puedo abstenerme de carne… y disfrutar degustando un bacalao al pil pil… o una «délicatesse» que no suponga carne. ¡Hipocresía flagrante!

Vamos a ser honestos. 

Además de cumplir con la ley eclesiástica, podríamos barruntar caminos nuevos para encontrar la médula del espíritu cuaresmal en el HOY del 2020

¿No somos un poco, o quizá exponencialmente, aquellos «atenienses» que denuncia ya el libro de Hechos? Nos lo recuerda el Papa:

«El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación». 

¿Qué tal si nuestro «ayuno y abstinencia» nos encaminan a reconducir esa «charlataneria... curiosidad vacía y superficial… mundanidad de todos los tiempos» para poder escuchar la PALABRA que germine en ORACIÓN comprometida por un mundo mejor, fraterno? 

Porque el móvil nos ha redimensionado socialmente. Y puede «insinuarse también en un uso engañoso» que nos aliena. 

No hay más que sentarse en el metro o cualquier transporte público… y mirar denso.

Nueva parada. Salen. Entran. Otean sitios y en cuanto se ubican, la mano ansiosa palpa y busca el móvil. 

Absortos primero, y abducidos ya; al margen del entorno. 

Versión adulta del chupete de los bebés: «baby pacifier» que dicen los ingleses. Parece que el móvil nos sosiega y pacífica también a los adultos. Y quedamos descolocados; como con  cierta ansiedad si no lo tenemos a mano. 

Progreso instado ya en el Génesis y muy logrado en nuestros días para una de  nuestras necesidades prioritarias: la COMUNICACIÓN 

«… y vió Dios que era bueno».

También el móvil. 

Sin que nos subyugue. 

Permanecer en esa libertad que Ignacio llama «indiferencia»… «tanto… cuanto… nos ayude… «.

Sin caer en la esclavitud de su tiranía: «en oír la última novedad… curiosidad vacía y superficial… mundanidad de todos los tiempos»  como les pasaba a aquellos atenienses. 

Nuevas estrategias a nuevos retos para hacer músculo en nuestra libertad; que se nos puede quedar anestesiada, oxidada y atrofiada. 

Con ritmo ágil, cuaresmal, hasta subir a Jerusalén. Hasta consumar la ¡PASCUA DE JESÚS

Teresa Zugazabeitia F.I.