(Viene de aquí)
Pues que me he animado, en estas Navidades y gracias a la telaraña mundial, a contar también nuestros eventos familiares.Tenemos mucho que contar para contribuir a la “unidad de los ánimos”.
La ocasión me llega de Grenoble, ciudad coronada por las crestas nevadas de los Alpes. Una antigua alumna nuestra de Donosti, hoy religiosa de la Compañía de María, tiene que obtener un diploma que acredite su Francés. Y se acuerda de nuestra Carmen Garayzabal Baumer, hija de francesa, que le inició en la lengua de Molière. Y me dice que «le reza».
Me bosqueja la personalidad de Garayzabal como «mujer culta y moderna, siempre al lado de sus alumnas. Sin protagonismos. La vi tan mujer que me fascinó. Muy activa, lo mismo la veo dirigiendo los cánticos en la capilla, que conduciendo aquel Citröen pato; muy buena profesora; honesta y justa en las notas. Hasta nos hizo leer «Noeud de vipères». Me enseñó «Je vous salue Marie»… a ella me encomiendo. La tengo presente. La llevo en el corazón».
Pero es que tengo otras referencias:
Hace años estaba yo en las dársenas de la estación de autobuses en Burgos. Entre la gente veo dos señoras con pinta de americanas que se malentienden entre el español y el Inglés… Can I help you?…
Y en un castellano bastante renqueante me dicen: «nosotras también somos jesuitinas». Habían reconocido mi IHS, el de la M. Fundadora, pero en versión colegialas, que colgaba de mi cadena.
Me quedé de piedra. Segura de que no podían serlo. Porque la viceprovincia de U.S.A. nació al amparo de la provincia Norte y yo me conocía todos sus miembros. Acababan de cerrar Baton Rouge… y yo había recibido en el aeropuerto de Bilbao a las últimas Hijas de Jesús que trabajaron en U.S.A.: Arocena, Carmen Azcue, y Teresa Eceizabarrena.
Insistían que eran jesuitinas; y seguían atentas admirando mi pequeño IHS…
Todo se aclaró. Colegialas salmantinas, que, estudiantes en Estados Unidos, allí se casaron, formaron sus respectivas familias y… pasados muchos años se «americanizaron». Hasta casi olvidar el español.
Al ver el IHS antiguo, se acordaban del colegio de la calle Toro, el que fundó la M. Cándida. Y me preguntaban por la Madre Carmen Garayzabal… no me acuerdo qué me dijeron… pero después de toda una vida en América, todavía rielaba, alegre y feliz, en sus vidas… Garayzabal.
(Continúa)