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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 430

Carta nº 430     octubre 1911

 

“Ellas dicen que no pueden ir más satisfechas y contentas; esto me consuela, y doy gracias a Dios por tantos beneficios”

 

La primera perla del 2019 nos habla de agradecimiento. En este caso la Madre Cándida agradece a Dios el buen viaje de las hermanas rumbo a Brasil. Y es un buen motivo. Y ahora podemos preguntar: ¿Cuáles son mis motivos para agradecer a Dios? Quizá no deba buscar en grandes acontecimientos, quizá lo tengamos muy cerca, y quizá sea lo más sencillo de cada día. Pero hoy es un buen momento para agradecer, para darle gracias al Señor por este nuevo año recién estrenado, por habernos dado una nueva oportunidad de seguir en el camino, como lo hicieron los magos después de visitar al Niño en Belén. No dudaron “en ponerse en camino”, como no dudaron las valientes Hijas de Jesús recién embarcadas. Y después de cruzarse con Herodes, donde se despistaron un poco, volvieron al camino y al ver la estrella de nuevo se llenaron de inmensa alegría, tal como nos sigue contando Mateo. En este año puede que me despiste, puede que me entretenga en donde no deba, pero sólo pido seguir en camino pues seguro que volveré a ver la estrella y es de esas estrellas que generan alegría al verla. Y, por último, espero aprender de los despistes y seguir el camino por otro lado, seguir andando por otro camino. Es la historia que se repite, es la historia de la vida, en el evangelio, que vuelve a abrirnos los ojos.

Hoy quiero agradecer a Dios tantos “beneficios”, como dice la Madre Cándida. Quiero decir en voz alta mi sentimiento de hijo cuidado por ese Padre que nunca nos abandona. Quiero expresar ese agradecimiento por tantos detalles donde veo su mano, aunque no la vea con los ojos de la cara. Quiero agradecer esas “cosas” inexplicables que, sin entenderlas al principio, hacen que siga agradeciendo un poco más tarde. Quiero dar gracias por la familia, la de sangre y la que Dios ha ido ofreciéndome a lo largo de mi vida, quiero agradecer la amistad, la de todos los días y la de aquellas personas que no veo durante mucho tiempo y cuando nos vemos parece que fue ayer, también la salud, a pesar de los achaque y contratiempos, de donde debo aprender a sacar oportunidades. Así estaría algún folio más, pero seguiré dando gracias, aunque no lo escriba hoy.

Y así quiero empezar este año, de nuevo la vuelta al colegio, aunque sea con pocas horas, de nuevo la vuelta a la normalidad de un mes precioso, frío, con ese sol agradable en el centro del día que te roza la piel y calienta el cuerpo.

Lanzo una propuesta, una invitación: busca tus motivos para agradecer a Dios los beneficios que te otorga. Ahora selecciona uno y da gracias de una forma diferente y especial. Da igual cómo lo hagas: escribiendo, cantando, bailando, hablando en voz alta mientras paseas, compartiéndolo con otra persona, rezando en la capilla o iglesia que te cruces en el camino… Lo importante es que encuentres ese momento para agradecer.

Yo sé que los Magos se han portado bien contigo, pero lo más importante que nos dejaron es su trozo de vida en Jerusalén y Belén. Los regalos que le ofrecieron al Niño estuvieron muy bien, pero lo que complementa este acontecimiento es lo que hicieron a partir de ese momento. Y pienso que su vida les cambió, imagino las conversaciones en el camino de vuelta a su normalidad. No perdamos la esencia de esta fiesta, no perdamos la ilusión de regalar y agradecer, pero no olvidemos a la razón de todo esto: Dios hecho niño, que si algo necesita es nuestra compañía.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí completa la carta 430 de la Madre Cándida