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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 404

Carta nº 404      Febrero 1911

“… la Purísima, nuestra Madre querida, se lo recompensará,… enseñando a los niños y niñas a amarla y a tenerle mucha devoción”

Estamos en febrero de 1911 y la Madre Cándida nos acerca a la Purísima, a nuestra Madre querida. Hoy estamos en mayo y la carta de este lunes de mayo nos acerca, como aquel febrero, a la Virgen. Y nos recuerda que la Madre querida siempre nos recompensa por lo que hacemos, por mejorar lo que tenemos, por intentar hacer más felices a quienes nos rodean. Y también nos pide que no dejemos de enseñar y de potenciar este encuentro personal con María, ya sea con flores, con oraciones, con dibujos o con cualquier elemento que ayude. Nos pide que le tengamos mucha devoción como ella le tenía. La Inmaculada siempre fue su protectora, su faro y su guía. Y así debe ser para nosotros.

Es la semana de la Madre Cándida y este año se ubica entre la Trinidad y Corpus. Vaya dos celebraciones protegen a la Madre Cándida. Es la semana donde nos acercamos de una forma especial a esa fiesta del 31 de mayo, a ese día donde recordamos con cariño ese día de mayo de 1845 en que nació y se bautizó a una niña que unos años más tarde sería Cándida María de Jesús, Fundadora en Salamanca de la congregación de las Hijas de Jesús.

Este jueves 31 nos uniremos todos como el 8 de diciembre, junto al recuerdo de esa gran mujer, y celebraremos fiestas y bailes, música y pintura, porque estamos alegres y orgullosos de haber conocido a una mujer que se fió de Dios desde el primer momento, que desde su sencillez y humildad logró iniciar un sueño y completarlo de la mano de Dios.

Ayer nos presentaba Mateo el momento donde Jesús, una vez más, nos habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Me quedo con dos detalles:

  • Se fueron a Galilea, al monte

Es necesario volver a Galilea, es necesario encontrarse, de nuevo, con Jesús en la paz de Galilea. Es necesario esos momentos para encontrar el sentido a algunas partes de nuestra vida. Es necesario para descubrir el rumbo a partir de ese momento. Es necesario. Me atrevo a pensar que la Madre Cándida lo entendió así y además de sus Ejercicios Espirituales, encontraría momentos para volver a Galilea y desde allí al mundo.

  • Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo

Con esa confianza de saber que Dios está con nosotros todos los días, es con la que debemos caminar. Y también me atrevo a pensar que lo mismo le pasaría a la Madre Cándida cuando las cosas se pusieran complicadas. Seguro que se acordaría de este pasaje y respiraría, miraría el sagrario y diría: vamos, sigamos, que Dios está todos los días a nuestro lado.

Todos tenemos gestos que nos hacen recordar a algo. Hace unos años empecé a hacer un gesto cada día al pisar el suelo cuando me levanto. Ese gesto es la señal de la cruz. Imagino que hay mucha gente que lo hace . Y comparto que me hace bien arrancar el día así. Ayer pensé en la fuerza de ese gesto simple, pensé en que inicio el día en manos de la Trinidad, en manos de un Padre que nos cuida, de su Hijo que siempre está con nosotros y del Espíritu que nos hace fuertes.

Gracias Pepita por esa preciosa Virgen gitana de Purullena, porque si algo tiene la Virgen es, que es de todos.

Antonio Grau

Murcia

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