Carta nº 338 Entre Julio y septiembre 1907
“… y lo peor es la falta de la santa misa y la sagrada comunión. ¡Qué se va a hacer! Paciencia. Hagan comunión espiritual, oración, exámenes, lectura espiritual y den buen ejemplo a las de casa y a los de fuera”
Cuando se puede hacer todo, pues muy bien. Pero cuando la vida te deja el mal sabor de no poder hacer todo aquello que quieres, es cuando tienes que elegir las alternativas más similares y seguir avanzando, seguir aprendiendo y seguir creciendo. Y en esta perla hay algo que me parece que vale para siempre: den buen ejemplo. Hoy vamos a celebrar una Eucaristía en el Colegio Santa María de la Paz en memoria de Petra. A las 5:30 nos reuniremos junto al Señor para pedirle por el alma de Petra.
Hay gente que dice que después de la muerte ya no se puede hacer nada, pues bien, queremos, con el ejemplo, decirles que sí podemos hacer algo. Podemos rezar por su alma, porque ese abrazo con el Padre sea como siempre lo pensó. Y queremos hacerlo y decirlo. Queremos decirle, a los que quieran oír, que rezar es bueno, sano, gratis y ayuda a los de aquí y a los de allá.
Ese ejemplo que nos pide la M. Cándida es algo más que un simple gesto. Lo envía en dos direcciones muy claras: a los de casa y a los de fuera. A los que conoces y a los que no sabes quienes son, a los amigos y a los desconocidos, en definitiva, a todos. Significa que es universal y siempre, es algo más que gestos, es forma de ser y de hacer.
Mucho podemos hacer, sobre todo en este tiempo de Adviento que algunos intentan comérselo. Parece que no existe la preparación para la Navidad. Nos la meten de golpe con el único fin de consumir más, gastar más, y cuanto más tiempo, mejor para todos. Bueno, mejor para algunos. Defendamos el Adviento como la necesidad de preparar bien nuestro corazón, con paciencia, con ganas de recibir a ese Dios niño que puede transformar nuestra vida.
Sigamos preparando el camino, sigamos dando buen ejemplo. Y cuando llegue la Navidad, pues todavía no ha llegado, cojamos impulso para todo el año.
Cuentan que la felicidad se encuentra en una Isla -en un lugar alejado y de reducidas dimensiones-, adonde sólo tienen acceso los hombres de letras y de espíritu sosegado. En la Isla hay un castillo roquero. En el castillo hay una gran estancia con una biblioteca muy nutrida. En la biblioteca hay, entre miles de libros, un libro. En este libro, que consta de mil páginas, hay una página. En dicha página se explica, muy documentadamente, en qué consiste la felicidad. Desde luego, tenemos la vehemente sospecha de que, en tal página, encontrada por fin en las postrimerías de la vida, se nos dirá que la vida feliz es justamente esa que nosotros hemos vivido, devorando páginas y más páginas, consultando libros y más libros, empeñados en la dulce y ardua conquista de la verdad. La felicidad consiste en la búsqueda y hallazgo de la verdad. (Cabodevilla).
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús de Nazaret.
Se trata de encontrarse con Jesús. Eso es lo importante.