¡Mi margarita y la mariposa!
A pesar del otoño, la margarita de mi alféizar ha osado desplegarse también en colores otoñales.
Quizá se haya confundido…
Disfrutamos de un otoño tan benigno que algunos lo llaman «veroño».
El caso es que ahí está: ¡espléndida!
Y a pesar también, que estoy en una jungla de asfalto, pues que… otra osada mariposa esta vez, se ha posado suavemente sobre su corola para libar su exquisito néctar.
Las contemplo admirada.
Y las eternizo con mi móvil..
Y sigo admirándolas…
Qué gama de colores se conjugan, mi sedentaria margarita y la mariposa viajera.
Parece que se hayan atraído al amor del mutuo color: amarillentos, ocres, color caldera, marrones suaves tachonados de fuerte oscuro…
Maravillas cotidianas que se nos pasan desapercibidas…
Y… ¿Qué tal si nos posamos un instante, como lo hace esa diminuta mariposa, para contemplar y libar la maravilla de lo pequeño en la grandiosa naturaleza de la Creación?
Coeli enarrant gloriam Dei.
¡También las cosas pequeñas!
Os invito a que hagamos un pequeño STOP.
Nos sorprenderemos de la belleza pequeña y renaceremos por dentro.
Teresa Zugazabeitia FI