Para Francisco el cardenalato no es «una promoción», «un honor» o «una condecoración». Al contrario, es un servicio que obliga a «ampliar la mirada y el corazón». Una convicción que el Papa dejó en claro ya en 2015 y ahora ha reforzado al anunciar que creará nuevos cardenales. Una lista de purpurados con varias sorpresas y un mensaje: recibir el birrete colorado no depende de la propia carrera eclesiástica ni de guiar las diócesis más prestigiosas, no es un premio ni el producto de las lógicas de poder
Desde hace semanas era un secreto a voces en el ambiente romano que pronto el Papa iba a convocar un consistorio cardenalicio. Por eso no sorprendió su anuncio oficial, pronunciado el pasado domingo al término del rezo del ángelus en la plaza de San Pedro. Como ocurrió en las dos ocasiones anteriores, el Pontífice mantuvo hermetismo total sobre los elegidos hasta el último momento.
Suman 17 los nuevos cardenales que serán consagrados el próximo 19 de noviembre, durante la vigilia del cierre de la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, con el cual concluirá el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. De ellos, 13 cuentan con menos de 80 años; son electores y mantienen el derecho de ingresar en un futuro cónclave para elegir Papa. Los restantes superan esa edad y su distinción depende de una especial aportación a la Iglesia o una vida ejemplar.