Hace unos meses, me encontré en una calle una cabina de teléfono oxidada. Me evoca todo el tema de la incomunicación, la confrontación y la violencia que se respira en diferentes ámbitos de nuestra sociedad.Conecto con la Palabra que nos ofrece la liturgia de hoy: «Si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas(…) No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad (…) No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.» (Flp 2,1-11)
Como dice San Ignacio en la contemplación para alcanzar amor: «El amor se debe poner más en las obras que en las palabras«