Matemáticas, al revés
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MARÍA DE NAZARET V
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NO BRAKES

No brakes es lo primero que destaca en el casco de un ciclista que ha «aparcado» su bici en la plataforma de entrada del tren de cercanías que me lleva a Donosti: «sin frenos».

El casco; me fijo mejor, un puzle de stikers, más antis que pros, canalizan las revanchas y anhelos del chaval. Con él, sus compañeros de aventura.

La plataforma burbujea alegría y juventud.
No hace falta agudizar el oído para entenderles.
Se hacen notar. Afirmándose, en grey.
Ahí están; desafiantes, casi retando: I HAVE NO BRAKES.

Me suena a slogan.
Las redes surfean: musicales, juegos, clubes, grupos, conjuntos… enarbolando su estandarte: no brakes. Es su banderín de enganche.

Es el alarido social, estudiantil, que estalló en París, en aquel Mayo del 68:
«prohibido prohibir»,
«la imaginación al poder»,
«bajo los adoquines, la playa»
«soyez réalistes… demandez l’impossible»
¡Y algunos más!

Primavera también del 89: TIANANMEN, en la otra cara del planeta, China. Otra vez, estudiantes.

Y aquí cerca, hace poco, el 15 M, en la Puerta del Sol, o «Debout Nuit» actual, de nuestros vecinos… Siguen prodigándose con mayor o menor fortuna en las principales capitales.

La indignación, la protesta, la reivindicación…, o el soñar despiertos. El soltar amarras también, de un tutelaje que pesa y puede inhibir y aplastar.

Fuerza joven. Primavera social.
Arrolla como manantial bravo.

Transcurridos los años, encontrará cauce sereno. Allá, en lejanos meandros pacíficos que serpean llanuras sin relieve… regando, nutriendo, arrastrando lastres y suciedades, limpiando… antes de llegar al mar.

O como ese arado que rotura y remueve la tierra acostumbrada, perezosa, instalada… necesitada de esa sacudida de azadón, que formará surco fértil para cuando llegue la semilla y el agua y el sol.

La sociedad necesita ese brío y vigor joven de primavera.
Ese roturar. Ese aire fresco. Ese manantial.

Y hasta su forma de proceder.
Para despertarnos.
Para sacudir esas anestesias nuestras que inhiben, que aletargan o, incluso, abortan nuevos amaneceres de ilusión por alcanzar cotas más altas: porque otro mundo, mejor, es posible.
Está en nuestras manos.

Sin caer en esa efebocracia, que hace tiempo rotuló Ortega y Gasset…
¿Qué tal si remamos juntos, encajando generaciones diversas, cada uno con su remo, distinto, pero siempre en sintonía acompasada?

Bogar juntos, hacia adelante siempre , dejando estelas de justicia, de paz…
Y pan para todos… ¡PADRE NUESTRO!

Teresa Zugazabeitia FI