PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 450
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Nacidos para volar

… Para trascender profundo: «deep and deeper» 
Nadie niega la dimensión cognoscitiva de la persona. Y la libertad.. Y el amor.  Tampoco la artística, la técnica  y la física.
Ahí están los gimnasios que nos ofertan «pilates» y otros itinerarios para mantenernos en forma.
¿Y la dimensión ética? esa percepción natural de lo justo e injusto, del bien y del mal, del buen hacer… o no. Distinta,  aunque a veces ligada a la dimensión religiosa de la persona, se interactúan.
¿Por qué negar a la flor la luz?  ¿y a los peces el agua, y a los pájaros el aire…? 
Cuando negamos a la persona su dimensión religiosa, se me ocurre que es como si cortáramos las alas al águila real. La reducimos a un ave de corral picoteando y hollando con sus patas y en sus propias heces su comida; como si fuera una gallina.
Y el águila es para volar, para elevarse, para desafiar la ley de la gravedad que nos hace caer.  Para planear y dominar majestuosamente el espacio.
La persona, si le recortamos o anestesiamos o negamos su dimensión religiosa… pues eso: que la reducimos a ave de corral que puede ser que picotee sólo publicidad. A veces algo más.
Pero el águila real… ¡es para volar!.
Teresa Zugazabeitia FI
@zugamar