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Mejora de la calidad docente (II): la evaluación digital 360º

No tengo claro que todos los docentes sepamos que nuestra evaluación es el elemento clave para el cumplimiento de un Proyecto Educativo integral. Si, como afirma Federico Malpica, “los docentes deben coordinar los estímulos de aprendizaje en los estudiantes y que la práctica en el aula debe estar fundamentada, para que el educador se sienta partícipe de un proyecto común con otros docentes y de manera conjunta se desarrolle el perfil del egresado: ‘¿qué queremos que los alumnos aprendan, qué queremos que sepan hacer cuando acaben su formación?’”, es imprescindible contar con indicadores que permitan ir siguiendo si se está cumpliendo con el objetivo de lograr un determinado perfil del egresado y evaluar su logro. De ahí que herramientas como la evaluación digital 360 sean muy interesantes.

La dificultad de esta tarea estriba, fundamentalmente, en su tamaño. Evaluar con un conjunto de indicadores a un cuerpo docente es una tarea grande dado el número de datos a recabar. Si se desea, además, que las fuentes sean distintas y abarquen todo el universo escolar como quiere la evaluación 360º de la que hablábamos en el post anterior, puede antojarse un cometido desaforado. Quizá lo sea si se pretende abarcar todo de una sola tacada, pero es perfectamente posible paso a paso. Quizá lo sea si el cometido quiere abordarse personalmente, pero no lo es tanto apoyados en la tecnología.

Los variados recursos digitales a nuestra disposición y su sencillez de uso permiten por primera vez plantearse como meta a medio plazo realizar una evaluación escolar 360º. Es verdad que ni los sencillos formularios de Google Drive o las más sofisticadas herramientas on line como Survey Gizmo, Survey Monkey, etcétera, garantizan el valor de lo preguntado o la eficacia posterior de los datos obtenidos, pero tienen la ventaja de ser una excelente forma de simplificar el arduo cometido y de ir haciendo caer barreras mentales.

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