La red del San Pedro se abre y dos pescadores esparcen el contenido. Hay sardinas aleteando, pececillos brincando y calamares que mueven los tentáculos. Pero sobresale una lata oxidada con la tapa colgando. Dentro, enroscado, hay un pulpo medio muerto. Y entre los peces emergen botes de refresco, garrafas, yogures, envoltorios, cuerdas, vidrios, tapones y corchos. Y plástico, mucho plástico. «Sacamos casi más basura que peces», dice con retranca José Ignacio Llorca, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Vila Joiosa (Alicante), mostrando una botella de agua que podría ser un fósil. «Y a veces nos encontramos hasta contenedores o lavadoras, fíjate tú».
El San Pedro, a diferencia de la mayoría de embarcaciones de pesca, lleva a puerto la basura que se encuentra en el mar. Es uno de los barcos que se ha sumado a Upcycling the oceans, una iniciativa de la Fundación Ecoalf en colaboración con Ecoembes que persigue un objetivo básico: sacar del Mediterráneo los residuos para que puedan ser reciclados. Solo en la superficie de este mar flotan unas 1.455 toneladas de plástico, recoge un informe publicado en la revista Marine Environmental Research.