Los abrazos como expresión del Amor de Dios

Empezamos el mes de agosto, para alguno un mes ansiado y deseado para descansar, reponer fuerzas y tener tiempos de calidad y hondura con esa gente que nos quiere. La propuesta para este mes de agosto es sentir y gustar de las pequeñas cosas, esas pequeñas cosas que nos facilitan la vida y que nos la hacen mucho más agradable. Mi propuesta para este mes es tomar conciencia de los abrazos que damos o nos dan.

Hay abrazos de acogida, que nos hacen sentir que nos quieren como somos y cómo estamos. Hay abrazos que serenan, en medio de batallas y vendavales. Qué bien cuando hay alguien que te da ese abrazo que te serena y te tranquiliza. Hay abrazos que te confirman y animan y te lanzan al mundo, donde sientes que no vas solo sino muy acompañado. Hay abrazos que sostienen, momentos en los que no haces pie y tu suelo firme deja de ser firme y necesitas que alguien te ayude a hacer suelo… entonces llega ese abrazo inmenso que te sostiene.

El abrazo me lleva a Dios porque me sostiene, me quiere tal y como soy y me envía sabiéndose acompañada. Quizás también estos días sea un buen momento, mientras estamos en la playa, paseamos, mientras gustamos el silencio, descansamos… pararnos, hacer un alto y tomar conciencia de cómo Dios me ha ido cuidando a través de los abrazos que distintas personas a lo largo de mi vida me han ido regalando.

¿Te animas a dejarte abrazar por el Señor de nuestras vidas?

Naike Martín FI