Alonso Rodríguez es uno de los santos del devocionario de la Congregación desde sus orígenes. El hecho de cumplirse este año uno de los centenarios de su muerte es buena ocasión para conocerle mejor y actualizar nuestra devoción hacia este santo un tanto desconocido.
La comunidad de Segovia se siente especialmente llamada en razón de cercanía por ser un santo segoviano. Y por otra razón muy especial: la Madre Cándida llegó invitada a Segovia a participar de las fiestas de canonización del santo – fue canonizado el 15 de enero de 1888-. En una larga oración tenida en la Iglesia de los santos Justo y Pastor, el Señor confirmó sus deseos de realizar una fundación en Segovia. Proyecto que vio su realización casi dos años después (las biografías y estudios sobre la Fundadora nos lo recuerdan).
De hecho, la Comunidad de Segovia hemos tenido ocasión de asistir a los actos organizados por la diócesis para todo el mundo, actos que han culminado el pasado día 29 con la eucaristía concelebrada en la catedral por un gran número de sacerdotes segovianos y jesuitas y presidida por el Sr. Obispo y que ha sido transmitida por la 2 de TVE.
El esfuerzo por recuperar su memoria catalogando las imágenes – una vidriera de nuestra capilla le está dedicada – , los ciclos de conferencias de con
tenido diverso como “La expresión escrita de S. Alfonso R.” (D. Juancho del Barrio); «Las huellas de S. Alfonso R. en Segovia: documentos e iconografía” (David San Juan); “La mística escondida de S. Alonso R.”(Daniel Cuesta SJ); “Alfonso R.: de espíritu y de corazón abrasado” ( Alfredo Verdoy SJ)… las homilías del Obispo D. César, además de diversos actos culturales nos han acercado a la vida de Alonso Rodríguez, de tal manera que ha podido surgir en nosotras no solo admiración hacia su camino de santidad, sino el deseo de ser fieles a la propia vocación de seguimiento de Cristo. San Alonso es un modelo de seguimiento heroico en su vocación jesuítica al ahondar extraordinariamente en el conocimiento de Dios, de sí mismo y del prójimo, que hizo una iglesia, un altar de su portería en su continua relación con Dios, en su solidaridad orante…
Alfonso desconfiaba de sus experiencias místicas mientas tenía certeza de estar agradando a Dios en la abnegación, en la obediencia y humildad y en el servicio, en su buscar y hallar a Dios en todas las cosas.
Uno de los párrafos más conocidos de sus escritos, que nos fue facilitado, lo compartimos con vosotros:
«Primeramente, si eres portero y te tocan la campana acude con prontitud al llamamiento de tu Dios, y levanta luego el corazón a tu Dios, y dile ya voy, Señor. Y abriros he yo, Señora Vos por amor de Vos: actuando y alegrando el corazón al amor de Dios: y abriendo la puerta, hacer cuenta que abre la puerta a Dios que estaba esperando»
Isabel García, desde Segovia
Conoce más de la vida de este Santo Segoviano en Ser Jesuita