«Tenemos que aprender a hablar de lo que nos importa, de lo que nos ha convocado, más allá de las fórmulas hechas. El diálogo y la comunicación sólo brotan en un clima de libertad, en el que no importa tanto el hecho de evitar las equivocaciones, cuanto el hacer ver lo que pasa en nuestro corazón. ¡Todas tenemos nuestro relato creyente! Aprendamos a compartirlo»