«Determinación» – Capítulo 25 – VivirFI Radio
27 mayo, 2020
CONSEJO 26
1 junio, 2020

Hija de Sión, ¡ALÉGRATE!…

… porque el SEÑOR está en ti
SALVADOR Y REY!

María, al pie de la cruz, hasta que Jesús ha entregado su espírituTodo está consumado. 
José de Arimatea acompañado de Juan, con veneración y cariño, le han desclavado las manos y los pies. 
Envuelto en una sábana y cubierto el rostro con sudario, lo han depositado en sepulcro nuevo, cercano. 
Han rodado la losa.

María agradece esta postrera muestra de amor y cariño hacia su hijo. 
Retorna con Juan. Se lo ha entregado Jesús como hijo. Y Juan la recibe como madre. 
Descansan el sábado. 
Conversan sobre todo lo sucedido desde la celebración de la PASCUA: Getsemaní, Judas, Caifás, Pilatos, Herodes,la sentencia injusta, los azotes, el camino al Calvario, Simón de Cirene, el Gólgota… ¡la cruz!.

También sobre las cosas que Jesús les había dicho.
Se hacen preguntas, sin respuesta.
Interpretan la Escritura: aquellos cantos del Siervo, en Isaías.
María sigue guardando todas estas cosas meditándolas en su corazón
Certeza de su fe, garantía de lo que se espera, va animando su esperanza. Se acrecienta sin saber ella cómo.

María vuelve a preguntarse otra vez «cómo ha de ser esto?». 
Y otra vez vuelven a florecer aquellos sentires de juventud en Nazaret, hace ya treinta tres años… vendrá el Espíritu… el poder del Altísimo… nada hay imposible para Dios…

Quieta, cubierta por la sombra del Altísimo… espera esperanzada el tercer día.

No la encontramos con las mujeres el primer día de la semana, al alba, con ungüentos y aromas para embalsamar el cadáver. 
Tampoco preocupada por la piedra de la entrada del sepulcro.

Como el alba destella cada vez más luz, su fe se densifica también en esperanza.
Confiada en su Dios, espera.

Es el tercer día, el primer día de la semana.
El evangelio nos relata los ires y venires de las mujeres; todavía no ha amanecido
Son ellas las primeras en oírlo… no está aquí… irá delante de vosotros a Galilea… allí le veréis…
Ellas salieron huyendo del sepulcro… y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo… 
María, la de Magdala, vuelve al sepulcro; en lágrimas, porque se han llevado a mi Señor y corre a Jerusalén.
Y los de Emaús, decepcionados, nosotros esperábamos…. se alejan. 
Y los demás, al atardecer, encerrados, por miedo a los judíos… Y Tomás no está.

Jesús necesita apuntalar la precaria fe de sus compañeros; confirmarlos en su misión.
Son tan débiles: Judas, Pedro y también los demás, huyeron abandonándole.

Jesús se deja ver: mirad mis manos y mis pies; soy yo mismono acababan de creer a causa de la alegría. 

Los relatos evangélicos nos muestran el cuidado de Jesús por fortalecer y confirmar la fe de sus discípulos.
Serán sus testigos. Les ha encomendado el anuncio del Reino de Dios.

Por eso quizá María, su madre, no aparece en ninguno de los relatos de resurrección.
Ella no necesita ser confirmada en su fe; certeza y abandono en Dios su salvador.  
Nada nos dice el evangelio del encuentro inefable con su Hijo. Pero tuvo que darse. El cariño agradecido de Jesús tuvo que abrazar a su madre. Y la primera. No para confirmar su fe, sino para hacerla feliz en plenitud. Canta Sofonías: Hija de Sión, ¡alégrate! El Señor está en ti… exulta de gozo por ti, te renueva por su amor…

Transida, en la hondura de su espíritu.
La primera en gozar aquel anhelo de Jesús: el amor con que Tú me has amado esté en ellos, y yo en ellos.
La fe y la esperanza ya no cuentan, Sólo amor permanece.
El amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, su hijo y Señor, KYRIOS, para gloria de Dios Padre y salvación de la entera humanidad.

Feliz de ese abrazo inefable, va a permanecer en oración con los discípulos.
Y se derramará de nuevo el ESPÍRITU, en ráfagas de viento impetuoso, en ruido y fuego…y aquellos galileos hablaban a todas las naciones: partos, elamitas, habitantes de Mesopotamia… de las maravillas de Dios.

Es el tempo… del ESPÍRITU, de la Iglesia, del pleromacon MARÍA la madre de Jesús.

Mª Teresa Zugazabeitia, FI