Antes de su llega a Roma, poco antes de las ocho de la tarde, el papa ha atendido, como es habitual, a los 70 periodistas presentes en el vuelo de retorno a Roma.
Durante poco más de media hora el papa ha hablado el mensaje de paz que ha experimentado en Fátima. Un mensaje “llevado a toda la humanidad por tres grandes comunicadores que tenían menos de trece años”. Presentado como “obispo vestido de blanco”, ha clarificado que hizo esa oración preparada por el santuario en la que se relaciona el blanco “del papa, de la Virgen y de la inocencia y la paz”. Porque no hay “reinterpretación del mensaje de Fátima, el entonces cardenal Ratzinger ya lo explicó perfectamente”.
El mensaje de paz lo transmitirá el papa a todo el mundo. También al presidente Trump el próximo 24 de mayo. Ante la insistencia de los periodistas, Bergoglio ha manifestado que en el encuentro con el presidente estadounidense se mantendrá abierto: “En nuestra conversación diré lo que pienso y él lo que piensa. No quiero hacer un juicio sin escuchar a la persona”.
Y frente a las políticas que se oponen a las líneas del papa, él mantiene la confianza en las personas. “Siempre hay puertas que no están cerradas. Buscar las puertas que al menos están un poco abiertas, entrar y hablar sobre las cosas común y andar hacia delante. Paso a paso, la paz es artesanal. Se hace cada día”, ha dicho claramente. Respeto, decir lo que uno piensa y caminar juntos. Ser muy sincero con lo que cada uno piensa”. En este tema concluyó diciendo: “No soy proselitista en el campo religioso”.