Hacia un renovado Pentecostés
21 febrero, 2020
CONSEJO 12
24 febrero, 2020

Entrar en el dinamismo del Espíritu

Poco a poco se va colocando todo lo vivido este fin de semana en mi interior: imágenes, encuentros, ponencias, testimonios, trabajo en grupos, celebraciones, música… Han sido días felices. Aire festivo, atentos a todo lo que vivíamos, respeto y a la vez confianza para compartir. Así han transcurrido los días del Congreso.


Sin haber reposado todavía lo vivido,  trazo algunas pinceladas de lo escuchado y compartido en este Congreso. Hay bastante tarea por hacer, pero nos sabemos enviados por Quien es el principal actor. Volvemos cargados de esperanza, confiados que los «medios» nos lleven al «fin» mismo al que hemos sido convocados: «Servir a Dios en nuestros hermanos hombres y mujeres y el cuidado de la casa común». Hermosa tarea.

Con una lluvia de frases, os hago llegar lo que va resonando dentro de mí y que, poco a poco, se hará relato más objetivo y más amplio.

  • En la cotidianidad de nuestras vidas es donde nos  jugamos nuestra condición de discípulos, es en nuestros ambientes donde el laicado cristiano somos  «avanzadilla» del primer anuncio, es en los ambientes que frecuentamos donde nuestra vida y nuestra palabra oportuna, en su momento se hace anuncio,  evangelio, siendo grano de mostaza o levadura en la masa.
  • Somos los fieles laicos cristianos por nuestra condición bautismal. Somos la «vanguardia», como aquellos primeros cristianos que llevaron el evangelio a sus realidades antes de que llegaran Pedro y Pablo a Roma. 
  • En esta hora es necesaria la conversión del corazón y, cómo no, conversión comunitaria para salir de lo nuestro, que muchas veces lo proponemos como fin y no como medio. Urge adquirir una mirada de «comunión», un poner  todo ello al servicio de la evangelización.
  • Es necesario que todas las estructuras eclesiales se adapten a estos tiempos, pues puede ocurrir que el vino nuevo no aguante el odres viejos y se rompan. 
  • Es la hora de escuchar al Espíritu que sigue soplando haciendo surcar la barca en medio de los mares.
  • Estamos llamados a vivir apasionadamente este momento de la historia con esperanza y mucha alegría. Sin ellas no seriamos buenos testigos.
  • Es hora de ir  dando pasos en la comunión de sumar y no restar, pues la Misión es de todos. Todo el tejido eclesial, todo el Pueblo de Dios, toda la Iglesia, está llamada a compartir la Misión, a vivir en comunión, a salir de lo mío para compartir con otros y para los otros, con la mirada, los oídos, las manos y las entrañas de Jesús, construyendo el Reino.
  • Finalizo con algo que se ha pedido con insistencia: la formación. Formación para todos, a nivel personal y comunitario. Una formación con las siguientes dimensiones: silencio, oración, lectura, revisión de vida y contraste, discernimiento, permanente, eclesial, profética y personal.


Termino estas primeras impresiones  con las ultimas palabras de la ponencia final, que recogen lo vivido y sentido estos días:


«Hemos vivido en estos días un renovado Pentecostés. Los miedos las dudas o prejuicios que hemos podido traer a este Congreso se han disipado al ver cómo el Señor,  desde la sencillez de la Eucaristía, nos da fuerzas para la misión, al comprobar cómo el Espíritu, disponible para quién lo invoca sinceramente, actúa con eficacia, al sentir cómo María  siempre oculta pero presente, nos alienta y reconforta como en el primer Pentecostés.


Sigamos adelante. No estamos construyendo para hoy. No estamos trabajando para mañana. Estamos forjando un camino para la eternidad«.

 
Esto es un poquito de lo mucho recibido. Ojalá nos ayude a salir de nuestras trincheras, nuestras comodidades, de nuestros apegos, y entrar en el dinamismo que el Espíritu en este Pentecostés nos ha susurrado.

Miguel RuanoSalamanca

Miembro de la Comisión coordinadora de la Familia Madre Cándida en España-Italia

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