El encuentro ha tenido lugar ayer por la mañana en Santa Marta, después de la audiencia general. En cuanto Thomas Uzhunnalil vio al Papa, se echó al suelo para besarle los pies. De inmediato, Francisco le levantó y le besos su manos. Diecisiete meses ha permanecido secuestrado este sacerdote salesiano a manos del extremismo islámico.
Francisco le abrazó y le animó, garantizándole que seguiría rezando por él como lo hizo durante su cautiverio. “Visiblemente conmovido, le bendijo”, destaca L’Osservatore Romano, que relata de forma pormenorizada el encuentro. Tom, como le llaman coloquialmente al salesiano, le agradeció al Papa su atención y le confesó que “rezaba diariamente por él, ofreciendo precisamente sus sufrimientos por su misión y por el bien de la Iglesia”. Además, le aseguró que continuará “rezando por todos los que han estado espiritualmente a mi lado”.