En un encuentro sin precedentes, el Papa Francisco ha celebrado este domingo la misa para mil presos, acompañados de policías, funcionarios de prisiones y familias hasta un total de cuatro mil personas en la basílica de San Pedro. Entre los reclusos de doce nacionalidades figuraban treinta y cinco españoles con permiso especial.
El «Jubileo de los encarcelados» ha sido protagonizado por algunas personas de uniforme –de recluso o de policía- y la mayoría de paisano,unidos en un curioso sentimiento de familia. Era algo impensable fuera del marco del Año Santo de la Misericordia, que concluye el día 20 de este mes.
Entre las reclusas y reclusos predominaban los rostros serios, marcados por largos años de sufrimiento, que aliviaban la emoción en un suspiro o una lágrima a medida que la homilía del Papa les hacía reflexionar sobre su pasado y sobre «la certeza de la presencia y de la compasión de Dios, no obstante el mal que hemos cometido».