El Antiguo Régimen Educativo ha muerto. Queda proclamado. El modelo en el que el profesor era el depositario del conocimiento y que rara vez se podía cuestionar, ha muerto. Es así de sencillo. Aquellos que insisten en entrar en clase como se ha hecho toda la vida se van pareciendo cada vez más a los últimos de Filipinas, resistiendo con honor hasta el final, desconfiando de todas las noticias que nos llegan diciendo que esa es la realidad.
En el año 1998 mi profesor de Arte proclamó ante todo un auditorio de COU del instituto ávido de conocimiento,que la fachada de la joya gótica de Santa María Mar tenía una única torre. Dadas las características del lugar, la fotografía del libro de Historia del Arte no lo dejaba nada claro. Pero un compañero, natural de Sant Vicent dels Horts se atrevió a discutírselo al final de la clase. No había duda. La iglesia en cuestión tenía una torre, lo había dicho el profesor y a ver quién sabría más: el muchachito de Sant Vicent dels Horts, que apenas tenía que afeitarse, o todo un profesor de Historia del Arte… no había duda, el profesor y punto. A este compañero le costó aguantar por unos días (tal vez semanas o meses) nuestras bromas y risas. Hoy la anécdota es impensable. Hoy mi compañero hubiese buscado seguramente en Google imágenes y mostrado con su móvil la armonía de los ventanales, la portada principal, el tímpano, las arquivoltas, los dos contrafuertes, el sereno rosetón… y las dos esbeltas torres que se alzan hacia el cielo de la capital catalana.
Siento vértigo al pensar que hay profesores que siguen creyéndose los depositarios del conocimiento. Siento vértigo al pensar en un profesor de Historia explicando la Revolución Francesa ante una clase en la que un alumno pudiese haber visto con atención el día anterior en Youtube un documental sobre Robespierre. Los conceptos en ese caso no solo estarían en manos del profesor sino que al menos estarían compartidos en el minuto 0 de la clase.
Ante esta realidad las ofertas de caminos que se abren ante nosotros los docentes parece que es inagotable. Ahora tenemos que incluir en nuestras clases nuevas tecnologías, gamificación, trabajo por proyectos, inteligencias múltiples, rutinas de pensamiento, trabajo cooperativo, personalización de la enseñanza, bilingüismo… y además tenemos que entusiasmar, sorprender… y además asegurarnos de que nuestros alumnos aprenden… y sé que hay compañeros que podrían hacer la lista mucho más rigurosa. No hace mucho tiempo en las Jornadas de Pastoral de Escuelas Católicas de Madrid escuché a Juanjo Fernández que decía que la educación se ha convertido en un parque temático de las propuestas metodológicas activas… y coincido con él plenamente y no acabo de estar dispuesto a que las modas condicionen cada cierto tiempo mis clases.