Podría decir que no hay razones para no escribir. Son tantos los motivos que casi no necesitan justificación…a mí me gusta mucho escribir y no me he detenido mucho a pensar por qué. Es como una afición desde la niñez, quizá porque mis padres- maestro y maestra- me inculcaron desde muy niña la lectura y muy variada. Los cuentos de Grimm, un libro enorme que casi no podía sujetar con mis diminutas manos, los dictados del Quijote y los juegos de palabras del mismo, el vocabulario de los crucigramas para el que se hacía necesario acudir al diccionario Espasa también más grande de lo que mis manos alcanzaban y preguntas y más preguntas y explicaciones sobre lo que me aparecía poco o nada inteligible.
Después he sido y sigo siendo voraz lectora de muchos y variados temas. Y según los momentos tengo siempre a mano algo más o menos profundo, que necesite más o menos concentración, sea para la casa, en el silencio de mi habitación o en el metro, en el tren, en el autobús, en el avión… cualquier escenario es bueno para disfrutar el placer de leer.
Y creo que de ser tan lectora se me despertó el gusto por escribir. Y voy a comentar mis razones:
La primera es la libertad de expresarme que me permite escribir, volcar en un papel mis opiniones, mis vivencias, mis puntos de vista. Libertad para asumir las críticas positivas o negativas que se van a derivar ante lo que se publica, pero no suelo pensar ni me condiciona a quiénes me dirijo.
Otra razón es que escribir puede servir para informar pero también para comunicar y comunicar-me, y de alguna manera quedo expuesta y eso también es comunicar.
La tercera sería compartir lo que está dentro de mí y entiendo que no es para guardarlo, sino para que los demás lo reciban.
Otra razón, la cuarta, es agradecer, unida a la anterior, porque dar gracias supone ofrecer y recibir.
La quinta es disfrutar al poner por escrito lo que bulle en mi yo íntimo.
La sexta, asombrarme de lo que sale de mí, como si alguien me dictara y yo me dejara llevar.
Volcar en el papel mi pasión, lo que me toca por dentro, el motor que me mueve, mis sueños, proyectos e ilusiones de futuro sería la séptima.
Ofrecer visión positiva, crítica, sí, pero sin amargura, sin acidez, dando el lado amable que la vida tiene y ofrece a pesar de todo.
Vamos con la novena: colaborar en este blog donde se me ofrecen temas y yo acepto.
Y la última: modo de evangelizar de siempre y de hoy, pero con la grandeza de la diversidad, de ser testimonios plurales de Alguien que orienta mi vida y me sostiene en su seguimiento.
María Luisa Berzosa Fi