«¿A qué te huele la cuaresma?» – Capítulo 13 – VivirFI Radio
4 marzo, 2020
CONSEJO 14
9 marzo, 2020

¡Deslices de la Madre Cándida!

«Deslices» deliciosos, que nos posibilitan barruntar la hondura de su espíritu, si nos detenemos despacio, leyendo y releyendo, dejándonos impregnar de su espíritu a través de su precaria escritura de su puño y letra.

Poco he podido cotejar y disfrutar de la escritura autógrafa de la M. Cándida: la forma congregacional y alguna carta más. 

Podemos, sin embargo, leer sus cartas gracias al eficaz trabajo de Teresa Lucía que pudo verterlas a la máquina de escribir, con gran dificultad; porque la Madre escribía como hablaba. La orto~grafía no era su fuerte. El Español no era su lengua materna… Y acababa de aprender a escribir con poco tiempo y dedicación. 

Sabemos lo que la Madre escribió…  

Y disfrutamos de aquel primer comentario de la forma que se hizo en el 77, XI Capítulo General, y el ingente trabajo para la reelaboración de las Constituciones postconciliares, 1983.

Gran acervo y patrimonio espiritual en la Congregación que agradecemos a las Hermanas que nos precedieron. 

Pero cómo lo escribió ella, su auténtica grafía… sólo algunas HH junioras estudiantes, al compás de Inés Laso, tuvieron acceso directo a aquel viejo archivo custodiado con veneración por Enriqueta Bello, allá en  Mostenses, antes de que lo trasladaran a Roma. 

Juana Josefa, era la mayor de cinco hermanas. Le tocó más trajinar en casa que ir a la escuela. Muy pronto, ya está trabajando en Burgos.

Mente despierta, responsable y emprendedora, muy relacional… Y que no se achicaba a la primera. El P. Herránz intuyó las posibilidades de aquella joven, muy alcanzada por el Espíritu de Dios, aunque iletrada; prometía tanto! Y se fió de Dios y se puso a enseñarle a leer y escribir.

Alumna aventajada… pero tan andariega y tan fundadora…  que poco tiempo le quedaba para gramáticas y caligrafías.

El P. Herránz, aunque le ayuda mucho y le deja y comenta el Sumario de las Constituciones ignacianas, le impele a que «quite y corrija y añada lo que ella vea». 

La forma de la Congregación, la escribe en tres hojas pautadas, como de cuaderno escolar. 

Tres hojas con doble numeración: 13,14 y 15, arriba en el centro. Y una segunda numeración: en los ángulos: 2ª, 3ª y  4ª.

Tintero y pluma. Vacilante todavía en los rasgos caligráficos, aprendidos; con qué cuidado, copiaría en aquel papel rayado, la redacción original del P. Herránz. Porque nuestras  Constituciones primitivas están escritas por él y de manera autógrafa.

Inicia con título importante:

Forma de la Congregación de las

Hijas de Jesús.

Cualquiera que quisiere pertenecer… 

El texto es sobrio. De talante jurídico. Escueto.

Sí, copia. Pero la Madre deja su impronta, su sentir hondo, muy personal. Y lo hace como puede. Intensa que es, tiene un recurso fácil: utiliza las mayúsculas «ad libitum» para densificar y enfatizar lo que ella resiente y quiere transmitir..

Ha leído algo ya; y se ha dado cuenta que hay realidades importantes que se escriben con mayúscula: Dios, Jesús, la Sma. Virgen María… porque… esas serían sus lecturas; y saca sus  consecuencias, aunque ella nada sepa del nombre propio y común. 

La pobreza será pues… ¡Evangélica!

La educación… ¡Católica! en la Escuela o Colegio.

¡Importancia de la persona, aunque sean Párvulos a quienes enseñar el… Catecismo! 

Quiere alcanzar toda la sociedad. Pero considera la peculiaridad de los Pueblos; carácter propio. Esa mayúscula puede conducirnos al respeto y necesaria inculturación. Después escribirá dos veces «pueblos», designando ya simplemente ubicación local. 

Distingue pluralidad de tareas, única misión: Maestras, Ayudantes, Coadjutoras. 

Amor y respeto por la estructura eclesial y jerarquía: Su Santidad, Diócesis, Eclesiástica, Superiora, Provincial General, Señor Obispo, 

Congregación Hijas de Jesús

Es el nombre que desea para su Congregación: Hijas de Jesús.

En el breve texto fundacional no puede decir más. Ya se encargará de ir precisando «verdaderas» Hijas de Jesús, «Verdaderas»,  propiedad transcendental del ser. 

Que el P. Herránz, incluso pospone, especificando ya, en circunstancia de cualidades para ser admitida y que pueda ser «Hija verdadera de Jesús» 

La mayúscula es el único  recurso que ella dispone y lo utiliza saltándose toda convención. 

Y… ¿será mucho matizar?  En su manuscrito percibo letras «CES«, distintas: las «c» intervocálicas de «educación», la  de Católica y una  intermedia, cuando escribe «Casas y Colegios». Puede cotejarse la grafía. «Casas» que parece referirse a lo que hemos ido entendiendo como «comunidades» Y una mayúscula más grande para «Colegios»: ¿comunidad para la misión? 

El último párrafo de la FORMA empieza: «las Casas y Colegios». Termina con «Religiosas y educandas…» Simbiosis: Casas~Religiosas y Colegios~educandas. 

Educación Católica de los Pueblos, ADN apostólico de las Hijas de Jesús. 

Un último desliz: » no podrán, adquirir,  ni poseer…» 

Unas comas no esperadas. Parece que toma breada e impulso para lo que quiere  decir después. Intuyo que la determinación es muy deliberada,  contundente y restrictiva; en relación con la «verdadera pobreza Evangélica…» 

Sí; pero con los pies en el suelo «sustentación y morada». Con realismo apostólico atemperado por estos rasgos: » necesarios, alivio, decente«

Siempre pensando en sus hijas y colegialas… 

Es bueno dejarse macerar el espíritu, detenerse sin prisa, en el legado original, manuscrito, de nuestra Madre. 

Podríamos encontrar «perlas escondidas», como nuestro Antonio Grau en sus Cartas.

Teresa Zugazabeitia F.I.

Nota de la autora: El texto es sobrio. De talante jurídico. Escueto. Sí, copia. Pero la Madre deja su impronta, su sentir hondo, muy personal. Y lo hace como puede. Intensa que es, tiene un recurso fácil: utiliza las mayúsculas «ad libitum» para densificar y enfatizar lo que ella resiente y quiere transmitir.