Vuelvo a Madrid con los ecos de la celebración del Rosarillo y una pregunta que me inquieta: ¿Estamos repitiendo o actualizando las palabras de Santa Cándida? ¿Realizamos cambios (innovación le llamamos ahora) o nos convertimos?
Ayer escuchamos una frase en varias ocasiones: “Si Dios está con nosotras, nada nos detendrá”. Me paré a escucharla y a dejarla resonar. Nada. Yo en mi sitio. Dios conmigo. No te muevas. Confía. Él está. Y me imagino a los que están a mi alrededor. Todos como pequeñas islas. Sentados en nuestro lugar. Aislados. Pensando: “Dios está conmigo y esto tiene que salir”. ¿Y si no sale?, “los otros tienen la culpa, que no se enteran de lo que yo veo y de que Dios está conmigo y de que esto tiene que salir… porque lo dijo la M. Cándida…”.
Tal vez quería decir otra cosa. Algo así como: “Si estoy con Dios, nada me detendrá”. Seguramente sea cuestión de sensibilidad histórica y uso del lenguaje. Me paro a escuchar esta otra, la dejo resonar en mí. Me mueve a levantar la cabeza y, para empezar, buscar dónde está Dios. Me encuentro con la mirada de mis hermanas, de mis compañeros de trabajo, del equipo de ayuda a la comunicación, … Con miradas amigas y con miradas incómodas. Y, ahí, en la coincidencia y en la confrontación, empiezo a descubrir “lo de Dios”. Lo buscamos juntos. Lo construimos. Lo realizamos.
Y se da el milagro. Unas veces, casi instantáneo. Otras muchas en forma de proceso. Miras atrás, relees la vida y ves que Dios ha pasado, que nada le ha detenido porque… estábamos con Él y ha puesto lo que a nosotros nos faltaba.
Esta fue la experiencia de ayer en el Rosarillo. GRACIAS.
Mª José Fernandez FI
Madrid