CONSEJO 43
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Ahora que hemos perdido los abrazos (III)
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CONSEJO 44

44. Se comenzará con el Veni, Sancte Spiritus, seguido del Ave María y se acabará con el Bajo tu amparo etc., o lo que esté mejor a las niñas. Después que lleguen se les enseñará a rezar un Ave María antes de ir a sus asientos.  

                El consejo de hoy viene con referencia a tres canciones/oraciones. Cuál de ellas más honda y profunda a la vez que sencillas.

                La primera a la que hace referencia la M. Cándida es al Veni, Sancte Spíritus. Ven Espíritu Santo. Recuerdo cantarla de pequeño y joven y era una de esas canciones que luego tarareabas, que buscabas su sentido y que agradecías poder contar con el Espíritu Santo para acompañarte en los grandes o malos momentos. Imagen sencilla de petición.

                La segunda, el Ave María, acompaña muchas veces al acostarme ese momento de quedarte dormido. También en meses concretos se hace más frecuente su rezo. Y algunas veces en momentos difíciles de soledad o en el coche cuando voy solo pensando en algún asunto complicado. Es ese momento donde María se hace presente de una forma sencilla, es ese momento de compañía y de seguridad porque sabes que no vas solo, que no estás solo.

                “Y acabará con el Bajo tu amparo”. Esta es otra de las que he cantado muchas veces. Solía ser al atardecer. Y María nunca dejaba, ni tampoco deja ahora, de oír la oración de sus hijos necesitados.

                Rezar o cantar rezando solo ayuda a seguir el camino. Aprender este tipo de canciones ayuda a, una vez aprendidas, que las puedas cantar de repente en ese momento concreto, sin saber por qué brotan y salen a la cabeza y sin darte cuenta las estas cantando o tarareando, Y esto ocurre, aunque haya pasado mucho tiempo desde que las aprendimos. Así funciona esto, así funciona Dios a veces. Él siembra y deja pasar el tiempo y cuando menos te lo esperas aparece el fruto de lo sembrado.

                La M. Cándida sabía que estas rutinas, que estas oraciones/ canciones sólo podían hacer bien a las niñas. Esas son las rutinas de oración que se aprenden y que salen cuando las necesitamos.

                Y así, casi sin pensarlo, hemos llegado al tercer domingo de Adviento donde nos encontramos los consejos de Pablo a los Tesalonicenses. Muy parecidos los de la M. Cándida. Mismo y único objetivo a pesar del tiempo entre ellos. Son una maravilla. Te invito a leerlos de nuevo y dejar unos segundos, como si te los escribieran a ti:

                Estad siempre alegres

                Sed constantes en orar

Dad gracias en toda ocasión.

Guardaos de toda forma de maldad

                Y, ¿para qué los consejos? La respuesta en el evangelio de Juan: para dar testimonio de la luz, para ser testigo de la luz.

                Seamos personas de rutinas con Dios, seamos testigos de la luz.