40. Donde puedan ir juntas las niñas a misa los domingos y días de fiesta, se las reunirá media hora antes para hacerlas conducir con orden a la Parroquia, a Capilla o Catedral…
Hay veces en la vida que lo importante no es un destino concreto, lo importante es llegar al destino, da igual que sea parroquia, capilla o catedral. Donde pueda ser, donde pueda encontrar lo que busco, donde tenga ese sitio de paz y serenidad para encontrarme y encontrarle, porque Dios es aquel que nunca se oculta, porque si algo es Dios es ese que desea el encuentro.
Ir a misa los domingos es una buena costumbre, es algo que sólo aporta beneficios a la persona, por eso la M. Cándida aconsejaba hacerlo, y hacerlo con orden, con el respeto que se merece ese encuentro personal con Dios. Pero me gusta el “juntas”, es ese detalle que hace cuerpo, que ayuda cuando estás un poco desganado, es esa llamada de un buen amigo que te invita a ir a misa ese domingo que, a lo mejor, no lo habías planeado, es Dios que te llama. Y lo que era desgana, se convierte en alegría, se transforma en ese comentario del evangelio que parece difícil o claro a la vez, que provoca un diálogo sobre nuestra vida y nuestra relación con Dios y los demás. Ir a misa unidos, como matrimonio también es una buena forma de hacer camino, de escuchar el consejo de la M. Cándida. Y seguir unidos, incluso cogerse de la mano cuando se reza el padre nuestro.
Da igual el sitio, lo importante es el encuentro con Dios.
Ayer el evangelio de Mateo nos recordaba la parábola de los talentos. Y nos hacía pensar acerca de lo que somos, más que lo que tenemos. Somos personas con talentos, con capacidades, con dones y son para ponerlos al servicio del hermano, del que pueda necesitarlos, del que pueda necesitarnos. El problema es esconderlos y escondernos para que no den fruto. Ahí es cuando el Señor nos da una buena reprimenda. Seas como seas eres bueno y tienes algo que aportar, algo que ofrecer. No todos somos iguales, no todos tenemos cinco talentos. La riqueza está en la diferencia, en que somos únicos. Y, como dice Fermín, de Ixcis:” esta parábola nos invita a ser creativos, a esforzarnos por multiplicar los dones recibidos a salir de nuestros miedos… si no compartimos nuestros dones se pudrirán como agua estancada, si los ponemos en común serán como un rio que bañe a muchas orillas”.
Seamos personas que buscan el encuentro con Dios en la eucaristía, porque es allí donde se entrega de esa forma especial que sólo se puede ver desde la fe, que sólo se puede sentir tan profundo que algunos no lo pueden ver. Pero es tan real como el amor entre dos personas, que tampoco se puede ver, como el aire que respiramos, como el aroma de una flor que nos acompaña cada vez que nos acercamos. Que no nos pase como aquella persona que no había encontrado el aroma de una flor y no sabía que existía, hasta que un día se acercó a una y descubrió un mundo especial de sentir y ver, un mundo real que nunca antes pensó que existiera.
Seamos de los que se acercan al encuentro con Dios.
Y como dice Fermín: “No dejes que nadie jamás te diga que eres un desastre, que no sirves para nada, es mentira”.
Dios sabe cómo eres y solo espera que pongas en marcha los talentos que tienes.