CONSEJO 16

16. Se servirán del catecismo aprobado por el Obispo de la Diócesis. Las instrucciones religiosas y lecturas las harán por libros designados por la Madre, de acuerdo con la Maestra Primera.

Cuando leo varias veces este consejo y veo cómo van las noticas sobre el coronavirus, me pregunto: ¿Y ahora qué? Y lo dejé reposar, intenté escuchar, confié en que algo brotaría, como brotan esas pequeñas hojas de los árboles en estos momentos en toda la huerta. Y fui sintiendo que era algo parecido a lo que nos están pidiendo hoy: tenemos que hacer las cosas conforme nos digan, con los consejos designados por quien está el frente de esta pandemia que vamos a superar y vamos a salir más fuertes. Y tenemos que hacerlo desde la profunda alegría de saber que no estamos solos, desde la normalidad de mezclar la tristeza y la alegría, desde vivir realmente las dos caras de una misma moneda. Claudio Rodríguez expresa esta realidad de una forma genial:

“Déjame que te hable

en esta hora de dolor

con alegres palabras.

…

el dolor es la nube

la alegría, el espacio.

El dolor es el huésped,

la alegría la casa.

…

Déjame que, con vieja sabiduría, diga:

a pesar, a pesar de todos los pesares

y aunque sea muy dolorosa

y aunque sea a veces inmunda,

siempre, siempre

la más honda verdad es la alegría”

Y, cuando de alegría se trata, tenemos la suerte de acercarnos todos los días a la carta de Dios para nosotros, a su palabra, a su evangelio y descubrir en la palabra de ayer, a Samuel, a quien Dios le aclara que Él mira al corazón, que los hombres miran a los ojos y que Dios busca y sigue buscando y esperando hasta encontrarnos.  Pablo en su carta a los Efesios nos anima a vivir como hijos de la luz y nos dice que se trata de vivir en bondad, justicia y verdad, pues son frutos de esa luz. Pero me quedo un rato en el salmo:

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor repara mis fuerzas.

Va conmigo; y su bondad

y misericordia me acompañan todos los días

de mi vida.

Dios se hace luz para los ciegos y para los no ciegos. Así nos lo cuenta Juan en el evangelio.

Desde hoy quiero despedir la reflexión de los lunes de los Consejos con la frase de la M. Cándida que en estos momentos resuena en mi cabeza y en mi corazón: “La Purísima Virgen nos cubra con su manto”. Hoy, de una forma especial, nos ponemos bajo el manto de la Virgen Inmaculada para que nos proteja y nos cuide. Ánimo a todos. Ganaremos esta batalla.