“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá;
al que mucho se le confió, más se le exigirá”
(Mt. 13: 12)
Este texto ¿me mueve o me asusta?
Me mueve.
Me ha movido a hacer memoria de tanto bien recibido en mi historia personal: he recibido la vida; nací y crecí en la Fe en un contexto familiar cristiano; me sentí y siento llamada por Dios a servirle a Él y a los hermanos, en este camino de Evangelio abierto por la Madre Cándida; la Congregación se fió de mi llamada y me acogió, me formó, me dio trabajo, me invita y estimula constantemente en el seguimiento de Jesús, en la necesidad de identificarme con Él, en el servicio amoroso y solidario a los hermanos, en cualquier lugar o circunstancia de necesidad…
Esta experiencia de vida como la que ahora tengo como Hija de Jesús me ha regalado también una gran posibilidad de relaciones de ayuda y de amistad.
Por todo esto y “enteramente reconociendo”: gracias, Señor. Gracias, Congregación.
Nieves Goyenechea, FI